11 de mayo de 2010

Navarrete: sobre medios públicos y La Nación

Presentamos acá la exposición que realizó el ex presidente del Consejo Nacional de Televisión y primer director ejecutivo de TVN, Jorge Navarrete, en el seminario “Libertad de información: El derecho a saber en el Chile del Bicentenario” organizado por la UNESCO el martes 4 de mayo. Acá destacamos algunos puntos de la discusión que nos convoca: herramientas para el debate sobre un medio público.

“La primera característica es un medio de propiedad social, representada por el estadio (…) Hay naturalmente, medios que pueden responder a otros tipos de propiedad.

La segunda característica, es un medio que goza o tiene una administración con un alto grado de autonomía. (…) En el caso de los medios, ¿con respecto a qué? Fundamentalmente –y en el caso de los medios que son públicos, y que cumplen, entre otras, una función informativa importante-, la primera distinción es que sea autónoma del gobierno en cuanto es la administración transitoria de una parte del Estado. Pero no sólo del gobierno, sino que de otros poderes o influencias –que podríamos llamarlas de carácter más ‘fáctico’- que incluyen grupos económico, iglesias, sindicatos, instituciones consulares, partidos políticos. La autonomía, como casi todas las cosas, es un término relativo, comparativo. En ese sentido hay que tomarlo y también, mirar un poco más debajo de la superficie para ver algunos medios cuya autonomía nos parece discutible (…).

La tercera, la más difícil quizás de asir, es un medio cuya función a maximizar –para hablar como el economista que alguna vez fui, no es la rentabilidad de la utilidad, sino alguno de los que llaman ‘un bien superior’. Es lo que la sociedad, a través de su sistema político, define como ‘deseable’. Puede haber muchas variantes, porque fueron los primeros medios públicos que conocemos, es lo que hizo la BBC después de la Segunda Guerra Mundial. Pero en general, un medio público busca maximizar esa función, lo que no significa olvidarse del financiamiento (…).

La cuarta y última, es que tenga una forma de financiamiento que permita lo anterior. Idealmente, que lo garantice, o lo menos que lo posibilite, y que de todas maneras no lo impida.
También en este tema hay mucha mitología respecto al rol que en la construcción real de un medio, en su orientación real de los medios, cumplen los dueños de los productos que avisan en los medios (…)

Dos temáticas: el gobierno corporativo. El gran problema de todo esto es que alguien tiene que llevarlo a la práctica. Eso implica que tienen que tomarse decisiones. (…) Un grave error es confundir un medio público con un medio asambleístico, que se gobierna por una especie de comunidad. No: son tan –si quieren llamarlos- verticales, como otras instituciones. Por lo tanto, el tema de quién tiene autoridad para tomar decisiones es crucial. Generalmente, esto se resuelve a través de una fórmula que combine un cuerpo colegiado que sea lo más expresivo posible de tipos de interés del público que representa, y por otro lado, una autoridad ejecutiva de carácter profesional y dotada de estabilidad.

Cuando se habla sobre los consejos nacionales de televisión o del directorio de Televisión Nacional, aparece la tradicional crítica del cuoteo. A mí no me escuchar esto de ‘que deberían estar los mejores’. Después de eso, deberíamos preguntarnos quién los designa. Nunca se pregunta eso. Y uno después debería cuestionarse las alternativas que existen.
En materia de estos cuerpos colegiados, las alternativas que existen son las siguientes. Son otras formas de representación: un podría pensar que mejor que ser designado por el Congreso, todos los chilenos nos podríamos dirigir a una votación popular. Pero probablemente, el resultado no sería mejor que el costo.

Podría ser a través de representantes corporativos de otras instituciones: ese modelo se probó en Chile, esto de una persona del Colegio de Profesores, otro del Colegio de Periodistas, otro del Colegio de Sicólogos… cuando llegó el momento de la polarización extrema del país, no impidió que el directorio de TVN se politizara. Naturalmente, hay una tensión política en cualquier directorio en cualquier sentido de la palabra. El gobierno corporativo tiene esa dificultad.

La segunda pregunta es cómo separar esa función representativa –que es colectiva, que requiere debate, puntos de vistas- con la administración –que requiere profesionalismo, tomar decisiones, organización, planificación-. El modelo escogido en el caso específico de TVN que es el que más conozco, es tener una administración idealmente que sea lo más profesional posible, y como nexo entre ambas cosas, un cargo, que es el primer cargo de posición ejecutiva, que tiene libertad para designar a sus colaboradores. Es decir, el cuoteo no se traslada a la estructura (…).

Como todos los modelos, no es perfecto (…) La verdad es que, las preguntas que hay que hacerse después de escuchar las críticas del cuoteo, operadores políticos… Al final, hay dos cuestiones fundamentales. Uno, ¿quién los designa? Los mejores no llevan una aureola, alguien los considera los mejores. Y el otro punto clave es el financiamiento. Ojalá no impida ni condicione en exceso las cuatro características principales antes expuestas.

Hay muchos sistemas de financiamiento. Una, en el caso de los medios, bastante clásico, es el avisaje comercial. Aunque ciertamente no me sumo a las críticas que esto significa que los gerentes de las empresas definen cuáles son las noticias que valen, es obvio que en un financiamiento 100 por ciento comercial, si no impide, limita algunas de las opciones del medio.
Un segundo sistema es el financiamiento estatal. En Chile no hay impuestos de derivación específica, todo pasa por la ley de presupuesto. Pero es obvio que este método termina lesionando la autonomía del medio, tarde o temprano, aún en el más democrático de los gobiernos. Acá se aplica el dicho de quién pagó la orquesta escogió el repertorio.

El tercer sistema son las donaciones. Es un sistema que trabaja la TV pública, sobre todo en el modelo norteamericano. Estados Unidos es un país distinto en la valoración de los honores que se pueden obtener por esta vía. Es cosa de pensar en la cantidad enorme de fundaciones que existen. En Chile, probablemente este modelo no daría para financiar una pequeña radio comunal.

La última, es el financiamiento directo de la ciudadanía, que implica una participación estatal porque se dicta una ley, pero los fondos que van destinados a los medios no pasan por quienes dictan esa ley. Ese sistema se propuso en Chile en año 69 y murió al día siguiente, cuando el jefe de la mayoría parlamentaria, dijo que sobre su cadáver se le cobraría al pueblo por lo que tenía gratis.

Hasta el día de hoy, dudo que vayamos a encontrar siquiera un parlamentario que propusiera ahora que para financiar TVN o La Nación, todos los chilenos se sacaran tres mil pesos del bolsillo. Y eso es lo que se hace en países que tienen televisión pública en Europa.
Dentro de estas condicionantes, cuando se discuten los sistemas de financiamientos en el mercado de empresas como TVN, junto con los defectos, les ruego no olvidar que ese criticado sistema de financiamiento de TVN es lo que los ha llevado a no tener que pedirle nunca plata al ministro de Hacienda desde 1990. Es una garantía de independencia muy importante. En caso contrario las garantías legales y morales de independencia valdrían lo que vale un papel mojado”.


Me han entrevistado varias veces sobre La Nación. Y no soy partidario del cierre. Pero si es que sigue lo mismo, yo soy partidario de que se cierre. La idea de que pudiera cerrarse es lo único que permitiría la posibilidad de que esto se transforme en un canal público. El nuevo gobierno acaba de descubrir que esto que era fantástico cuando era oposición –gritar contra La Nación- hoy día no es tan fantástico. Una vez más: las buenas leyes son las que a mi me gustaría estuvieran haciendo las fuerza de oposición".


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